Gracias amiga mía por concederme la dicha de disfrutar del instrumento de tu voz...
Gracias por transmitir el sentimiento único de este poema y en ese viaje llevarnos de la mano...
Gracias al cielo porque a través de tu corazón conseguiste por unos instantes que los nuestros vibrasen con lo real, más allá de los límites de la carne y el sueño...
Gracias a la Gnosis eterna que cruzó nuestros caminos...
Gracias Esther, amiga y hermana...
Música : Antonio Valdoni
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